Amalallarmalleum

 Entre dos, quizás fueron tres -quién lo supo!- sombras se dividen o hacia dentro el empuje espejado, la rama que se quebraba para dar lugar siniestro estandarte de las caídas luminarias anteriores al renovado pompón rosiáureo de vinientes incipientes primaverales ímpetus anteriores luminosos; se dividen dije y creía sentir en sus palmas de cieno de áureo solfeo titilante las encumbradas risas derisorias del Absoluto terriblemente en suaves casi acuosas o por lo menos fríos allanados en argentinos marcos poblados de noche y de -O! Ingratas!- fantasmagorias eclipsando el Yo que terriblemente disuelve el Absoluto reflejado en dos, quizás tres enormes pozos de negras redondeces, abiertas cual libro que no se lee pero guarda sus aires entintados en los espacios que ni las presiones y pesos usuales pueden arbitrario colapso de convencionalidades arrancar de entre lo que se esconde entre lo escondido, triplemente agazapado en los latidos de la espera.

Por ende:

La Nada se desliza como de la noche avatar alas rémiges rectrices al ristre cortan en silencio la repetida cara azarosa con horror en los ojos disparada desde qué o cuál acurrucada en gablete verdeado por impetuoso insultante tiempo y las humedades bahos elevados del estanque el mismo como gárgola tricentenaria imágen fantasma cortada por noches afiladas glisando estanques de Nadas Noches o por otro lado caímos en la fuente absoluta o el AZAR nos colma de responsabilidades, pavorosa ración a mi agrietado paladar que sufre en su Nada, que como cuchillo cortando fantasmas hacia él se desliza caliente o gélida la fina de tanto ser roída por los bacanales sin espíritu y carne aterida en demasía desalentando y matando piedades que hubiera de usar, la navaja sin igual perfumada, para mantener tensos los órganos del miedo y del placer: Todos acabados en una Nada AZARosa que no entiende razones ni pudo -será entonces quimera?- detener del sólido bloque de viento la caída hacia los agujeros gemelos de noche parida en planicies chispeantes como espumas abiertas en dos o tres hacia adentro, hacia el Absoluto que remilga, que llora y se volvió, antepasado de la angustia ante la proyección hacia la Nada redundante de insabidos deseos que se ignoran, de urgencia panicosa de Algo; hacia entonces el discreta pero salvajemente redentor y perdonado anti-vacío que no podríamos tolerar suelto entre las piernas largas de existencia y colores todos, intrusos y vibrando como invitados, como ebrias bacantes sin final ni desahogo: Destinados todos a caer en Yo Absoluto hasta dar de ya rotas de antemano sangrantes hermosas narices ante el de la NadAZAR duro frío inclemente No-Ser suelo sin más-allá.

Quien supiera los temblores, si casi náufragos hermanados en mis tendones y nudillos! Quizás alguno me supo compadecer, como si sirviera!